En una presentación de su anterior obra, "El arte de volar", centrada en episodios de la vida de su padre, alguien del público le preguntó al guionista Antonio Altarriba: "¿Y qué ocurrió con su madre?". En ese momento no supo bien qué responder. Esta novela gráfica, "El ala rota", surgió como un intento de reparación de ese olvido.
"Porque mi madre, al igual que la mayor parte de las mujeres de su generación, no era muy dada a hablar de sí misma. Y no es que pretendieran ocultar episodios inconfesables de una existencia calificada, de forma tan general como imprecisa, de "sacrificada". Simplemente, estaban acostumbradas al anonimato. Sus hechos, a menudo asombrosos, siempre esforzados, ni contaban ni merecían ser contados. Formaban parte de esa trastienda de la Historia, en apariencia banal, pero fundamental, de hecho imprescindible, para que todo lo demás ocurra (...)".
"Siempre me había considerado genéticamente divergente, hijo de un hombre que no admitía señor y de una mujer servidora. En realidad, mi padre y mi madre no eran tan distintos en lo que a sus relaciones con el poder se refiere. Ella, de forma menos aparatosamente combativa que él, supo preservar un espacio propio, una parcela, sino de libertad, al menos de realización personal. Y eso a pesar de partir del comienzo más difícil posible y de llevar una vida continuamente marcada por figuras de autoridad. Superó su minusvalía hasta el punto de hacerla desaparecer a los ojos de los demás. Y, a pesar de tenerlo todo en cntra, logró ser razonablemente feliz. No soñó con altos vuelos como mi padre ni con disponer del cielo entero para surcarlo. Más modestamente, con su ala rota, se limitó a saltar de rama en rama. Puede que, de esa manera, llegara más lejos".
Así vivieron muchas de nuestras madres de la posguerra. Ven a nuestra biblioteca y disfruta de esta emocionante y bella novela gráfica.
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