martes, 3 de mayo de 2022

Racismo. Una breve introducción.

 Ali Rattansi, Racismo. Una breve introducción, Alianza Editorial, Madrid, 2021, 274 pp. Disponible en nuestra biblioteca.

    En el siglo XVIII, el naturalista sueco Carl Linneo propuso una clasificación de los humanos en cuatro grupos: americanus (rojo, colérico y erecto), europaeus (blanco y musculoso), asiaticus (amarillo, melancólico e inflexible) y afer (negro, flemático e indulgente). Linneo intentaba así establecer conexiones entre apariencia y temperamento. Dos filósofos destacados del mismo siglo "ilustrado", Kant y Hume, evaluaban la capacidad intelectual y moral de los diferentes pueblos clasificados a partir del color de la piel. En esa época el desarrollo del tráfico de esclavos impulsó las doctrinas sobre la raza, que permitían justificar la esclavitud. Se estima que al menos doce millones de africanos fueron esclavizados por los comerciantes europeos. 

Cartel de propaganda racista.
    En el siglo XIX el racismo científico de autores como Robert Knox o el conde de Gobineau fusionaba la raza con la clase y con el género femenino, impulsivos y emocionales frente al control racional del hombre blanco. También la idea de nación tuvo un papel decisivo en los orígenes y desarrollo del pensamiento racial. 

"En 1914 las potencias europeas dominaban el 85% del planeta en forma de posesiones de una u otra clase". La ciencia, a través del darwinismo social y el movimiento eugenésico reforzaron la creencia de que la raza era la división humana fundamental. Si el darwinismo social de autores como el sociólogo H. Spencer defendían la mayor aptitud de las razas blancas (y con ello la necesidad de que gobernaran a las más oscuras e inferiores), el eugenismo pretendía determinar los diferentes grados de inteligencia de las poblaciones humanas, aunque sin un método claro para entender y evaluar dicha inteligencia (Galton, 1869). También alertaban de un proceso de degeneración nacional por el mayor ritmo de reproducción de las clases menos inteligentes. El movimiento eugenésico nazi para una "higiene racial" apoyaba mejorar el patrimonio genético alemán a través de la reproducción selectiva, que pronto se puso al servicio del genocida proyecto antisemita nazi.

Anuncio racista de jabón.

Tras el Holocausto y el fin de la II Guerra Mundial, la recién creada UNESCO publicó una declaración que cuestionaba la credibilidad del racismo científico, que ya había empezado a ser cuestionado desde la antropología cultural (Franz Boas, Ruth Benedict) y las ciencias naturales (que en los años 70 y 80 acabarían demostrando que "el concepto de raza no tiene ninguna base genética o científica".

    De hecho, ahora sabemos que todos los humanos descienden de una población original en África, donde se encuentra la mayor variación genética. La descodificación del genoma humano ha mostrado hasta qué punto es importante la mezcla de poblaciones en el pasado, "de modo que los habitantes que hacen reivindicaciones nativistas dentro de un territorio particular rara vez han sido los pobladores primeros u originales, cosa que compromete íntegramente estos relatos nativistas". Todos somos producto de múltiples migraciones y mezclas.

No obstante, se plantea Ali Rattansi, ¿se puede hablar de un nuevo "racismo cultural" o religioso sin referencias biológicas? El problema es que las demarcaciones culturales con frecuencia se trazan "de una forma que las naturaliza, al implicar que son más o menos inmutables". El concepto de racialización entiende al racismo como un proceso en el que "en diferentes momentos y lugares se ponen en juego diversos elementos que van en contra de unos grupos". La islamofobia conllevaría así fuertes connotaciones raciales. La racialización se entremezcla con otras formas de identidad, que incluye -junto a la clase y el género- también la edad, la discapacidad o la ciudadanía. Rattansi denuncia el "racismo daltónico" que sostiene que no existe un racismo institucional o estructural en nuestras sociedades, y que por lo tanto las desigualdades se deben atribuir a defectos individuales. El racismo sería de este modo un "prejuicio" individual y ahistórico, frente al cual bastaría con desarrollar programas de concienciación sobre diversidad que los contrarresten.

    Existe, según Rattansi, la posibilidad de que "la actual normalización de la xenofobia, el "nativismo", el nacionalpopulismo y el racismo en las sociedades dominadas por los blancos se combine con el autoritarismo para formar una "nueva normalidad" que afiance y amplíe aún más el alcance del racismo".



No hay comentarios:

Publicar un comentario