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La proganista de este relato, Odo, era una de las fundadoras de una sociedad libertaria que ya había aparecido en otro relato anterior de la escritora norteamericana Úrsula K. LeGuin, de la que ya hemos hablado en este blog. El relato se llamaba "Los desposeídos" y es quizás uno de los más importantes de su larga trayectoria de escritora de ciencia-ficción. Los odonianos, que adoptan este nombre por su fundadora, forma una sociedad anarquista, que como señala la autora es "la más idealista, y para mí la más interesante, de todas las teorías políticas", pues se opone al Estado autoritario y tiene como objetivo práctico-moral principal la cooperación, la solidaridad y la ayuda mutua.
La idea de escribir el relato de "El día antes de la revolución" (1974) surgió, según LeGuin, cuando "Odo apareció entre las sombras y atravesó el abismo de lo probable pidiendo un relato, no sobre el mundo que construyó, sino sobre sí misma". Ahora Odo es una anciana revolucionaria que huye del culto al líder que algunos pretenden perpetuar en su figura, y, cansada, echa de menos el tiempo pasado que no pudo dedicar a las cosas bellas, pequeñas, sencillas. Con setenta y dos años, mira al pasado (el amor a su esposo Taviri, la cárcel, la revolución, la juventud) y siente el presente de su cuerpo cansado y con arrugas, que ahora lamenta que no tuviera tiempo de "aprender cómo se llamaban esas flores blancas, secas, de tallos altos que se balanceaban con el viento que siempre soplaba sobre los campos al atardecer".
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