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lunes, 18 de enero de 2021
Grant Snider: ilustrando la lectura.
viernes, 15 de enero de 2021
sábado, 2 de enero de 2021
Biblioteca en Guerra. Depuración y destrucción de libros durante la Guerra Civil y el franquismo.
Vídeo de la exposición "Biblioteca en Guerra" organizada por la Biblioteca Nacional en 2005. En pleno conflicto bélico, un puñado de personas bibliotecarios trabajaron por difundir la cultura
y los libros así como por conservarlos y protegerlos de la amenaza de
la destrucción:
Puta Guerra. Novela gráfica de Jacques Tardi
Están apareciendo un buen número de interesantes novelas gráficas. Algunas las hemos ido adquiriendo para la biblioteca, y poseen un contenido que las hace atractivas para su utilización en el aula. Intentaremos ir comentando algunos de ellos.
Hoy me gustaría comentaros el cómic ¡Puta Guerra! (1914-1919), de J. Tardi y J. P. Verney (Barcelona, Norma Editorial, 2010). En él se describe la Primera Guerra Mundial a través del relato y las imágenes de los soldados del frente francés: el horror de las trincheras, el cañoneo incesante, la carnicería...
Un relato entremezclado con
fragmentos de discursos de obispos, generales y presidentes de la
República sobre el valor "purificador" de la guerra. Aquí tenéis algunos
ejemplos:
"Creo que estos acontecimientos son muy afortunados, los llevo esperando hace cuarenta años. Francia se rehace, y en mi opinión, no podría rehacerse sino mediante la guerra, que la purifica".
Alfred Baudrillart (Obispo), en Le Matin, 16 de agosto de 1914.
"Es una de las sorpresas de esta guerra, y una de sus maravillas, el papel resplandeciente que juega la poesía"
Paul Bourget (¿poeta?)en L'Echo de Paris, 20 de junio de 1915.
"La mejor manera de vencer al enemigo es, en principio, matarlos. Conviene insistir en estas verdades elementales, que son la evidencia misma, ahora que las sensaciones son recientes. Después de la victoria sería demasiado tarde".
General Cherfils, en L'Echo de Paris, abril de 1915.
El protagonista del relato describe el miedo en las trincheras, los
gendarmes rematando a los soldados rezagados y agotados: "Y es que hacía
falta mucha carne humana para satisfacer el apetito insaciable de
nuestros amos". Su marcado tono antibelicista pretende crear la
impresión que recibían los soldados, "sumidos en aquellas monótonas
carnicerías de ataque tras ataque por un palmo de terreno, entre
barrizales y alambradas, entre cadáveres y ratas, perdidos en la
vorágine en la que los nombres de las grandes ofensivas se confundían
unos con otros, por sus sangrientos resultados".
Describe también el papel de las mujeres en la retaguardia:
"Las que, por un salario miserable, corrían a la fábrica a trabajar... Mano de obra abundante, dócil y más rápida que la de los hombres... Tu hombre necesita fusiles, gases, aeroplanos: ¡Al tajo! ¡Y ojo con las manos seccionadas por las máquinas! Al final de la guerra lo dejará porque hay que dejar sitio a los hombres que vuelven de las trincheras. ¡No tienes derecho a voto, así que a callar y para casa! ¡A fabricar niños, ahora que ya has fabricado armas para matar!"